miércoles, 24 de mayo de 2017

Pablo Bueno reseña El señor de la noche, de Tanith Lee

Cuando se cumplen dos años del fallecimiento de Tanith Lee, Pablo Bueno recuerda y conmemora la obra de esta autora reseñando uno de sus libros emblemáticos: El señor de la noche. ¡Espero que os guste!

Banda sonora de la reseña: Pablo sugiere leer esta reseña escuchando Anvil of Crom, compuesta por Basil Poledouris para la banda sonora de Conan el bárbaro (YouTube, Spotify)

Hace hoy un par de años fallecía la autora británica Tanith Lee. Debo confesar que en esos momentos no sabía nada de ella (aunque su nombre me recordara con fuerza una serie de libros de esa franquicia súper ventas donde “En el despiadado universo del lejano futuro solo hay guerra”). Bromas aparte, recuerdo que me sorprendió la cantidad de gente que se hacía eco de su fallecimiento. No solo amigos de habla inglesa, sino otros que viven mucho más cerca de mí. Pero es que la autora había tenido una gran importancia en torno a los años ochenta y noventa, principalmente, por lo que decidí leer algo suyo.

Entre su palmarés, tema siempre delicado y subjetivo, hay un premio que, a mi juicio, tiene una importancia especial en los tiempos y el contexto en que nos movemos: fue la primera mujer que ganó el British Fantasy Award. Pero, por si eso fuera poco, solo asomarse a la enorme lista de sus obras publicadas da vértigo. Y eso, teniendo en cuenta que un tipo de dislexia le impidió aprender a leer hasta los ocho años, resulta sorprendente. Aunque algo pudo tener que ver el hecho de que, para recuperar el tiempo perdido, comenzó a escribir a los nueve. Ahí es nada. Sea como fuere, antes de los treinta consiguió mantenerse exclusivamente de su actividad literaria y abandonar otros trabajos “estúpidos y mata-almas”, en sus propias palabras.

El señor de la noche, por ir centrando esta reseña, está formado por una serie de relatos. No se trata tanto de una historia completa contada por distintos personajes, sino de una serie de vistazos que van ramificándose, conduciendo nuestra atención en distintas direcciones, puesto que uno coge el testigo del anterior, pero toma su propio camino. El mismo concepto del tiempo, aunque avance hacia adelante, pierde casi su sentido, puesto que el mundo que Tanith nos propone permanece casi inmutable por mucho que pasen los años y se sucedan los distintos reinos. En esencia, el mundo es, sin más, y no parece avanzar ni en un sentido ni en otro.

Me resulta curioso que, en algunos casos, se menciona a Las mil y una noches para tratar de describir esta obra, pero, desde mi humilde punto de vista, encuentro más ecos de este derroche de magia y fantasía en los relatos de Howard. Bien es cierto que el discurso no está centrado en un bárbaro y que, de hecho, va cambiando de personaje principal en cada relato, como decíamos, pero el ambiente y ese dispendio sin freno de fantasía me recuerda en parte a esa era Hiboria. 

El estilo de Tanith Lee entra a menudo en una cuidada prosa poética llena de imágenes, de descripciones riquísimas y fantásticas que lo mismo se encargan de un ser de pesadilla que de las más creativas torturas o las costumbres de tal o cual región. El ritmo es pausado, que no lento, e invita a dejar volar la imaginación hasta perderse en los paisajes que la autora dibuja para nosotros. Y, a fe de Crom, que consigue que a menudo los veamos claramente. 

También me llama la atención que el erotismo que describe, a veces se descuelga por riscos más bien controvertidos para lo que debieron ser las costumbres de ciertas épocas y países. En sus páginas encontramos con naturalidad desde cuestiones homosexuales hasta la zoofilia que, por otra parte, tampoco es nada nuevo si atendemos a la mitología clásica que más ha influido en la cultura europea. De hecho, la propia novela tiene un aire mitológico, teñido también de la perversidad propia de los orígenes más oscuros de los cuentos clásicos.

Y es que ese El Señor de la Noche al que se refiere el título, Azhrarn, no es otro que el príncipe o el rey de los demonios, que viven en una suerte de elegante y refinado submundo. Es esta la figura que actúa como catalizador de muchos de los relatos y que constituye el único elemento presente en todos ellos. Por cierto que, para quien quiera todavía más, este no es sino el primer número del Ciclo de la Tierra Plana, que cuenta en total con cinco volúmenes repletos de fantasía.

Y, de nuevo, repito la misma palabra, fantasía, un poco a mi pesar, para contaros algo extraño que me sucedió leyendo este libro: si en el fantasiómetro que aplico a las novelas de género Abercrombie, por ejemplo, está cerca del mínimo, Tanith se sitúa casi en el máximo. Creo que fue esto lo que hizo que, cuando ya llevaba casi tres cuartos del libro, lo tuviera que dejar. La lectura me estaba gustando, quería saber qué iba a pasar con Azhrarn y no tenía más que elogios para la manera de escribir de la autora, pero me sentía empachado. Puede que algo tenga que ver también el hecho de que, entre relato y relato, no haya tensión, que el tiempo parezca congelado, como decía al principio. El caso es que, por usar un símil culinario uno puede llegar a hartarse hasta del mejor chocolate tras una comida copiosa (sí, aunque parezca mentira). O quizá no, porque tengo que reconocer que, pese a este efecto Muerte por Chocolate, cuando lo retomé, las páginas comenzaron a volar como al principio. De hecho, el final me ha parecido tan elegante como redondo para el libro del que estamos hablando.

Como conclusión, creo que Tanith Lee es una autora que se ganó a pulso el cariño de sus lectores. Encontró su propia voz y creó obras con una identidad propia escribiendo, además, lo que quería en cada momento: fantasía, historias infantiles, novelas eróticas de temática homosexual, novelas, relatos cortos… Así que, por mi parte, y en palabras de otro escritor británico también recientemente fallecido, el enorme Terry Pratchett: “Do you not know that a man is not dead while his name is still spoken?”. Pues que así sea. Larga vida a Tanith Lee y a su obra.

2 comentarios:

  1. Hola :) No sabía que había sido la primera mujer que ganó el British Fantasy Award. Esa estructura de relatos me ha recordado a los dos primeros libros de Geralt de Rivia. Espero que alguién se anime a reeditarla, al menos alguna de sus obras como esta emblemática El señor de la noche. Un abrazo^^

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  2. Hace mil y uan que lo lei pero tendre que volver a cogerlo un dia de estos. Si no me equivoco tenia otro libro publicado en la misma colección que este, Volkhavaar, aunque tengo que decir que no me acuerdo demasiado de que trataba.

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